martes, 10 de abril de 2012

Y llegó la pulga. Última Parte (De desvelos, pupú y una ansiedad incesante)

Ya desde el día en que nació la pulga, el ángel nos había sugerido a Pulgapapá y a mí que en lugar de mandarla al retén durante la noche nos la quedáramos en el cuarto. Creí que nos lo decía para que empezáramos a trabajar el vínculo madre-padre-hija pero después de la primera noche entendí que el motivo era mucho más pragmático.
Decidimos entonces hacerle caso a medias. Tanta gente nos decía "aprovechen en la clínica que tienen ayuda para descansar" que sucumbimos a la tentación. Pasada las 9 pm, luego de que se fueran todos, comenzamos el proceso de despertar a la Pulga, alimentarla, cambiarla, y a las 11 llamamos al retén para que se la llevaran y nos la trajeran a las 3 a.m. para volverle a dar de comer. 
A esa hora de la madrugada tuvimos nuestro primer tropiezo con el pupú cuando se le hizo a Pulgapapá en la mano. Afortunadamente, el ángel le había enseñado a Pulgapapá a cambiarla y mientras ella llenaba todo de pupú no pudimos sino morirnos de la risa a la vez que yo trataba de calmar su llanto (desde que nació la Pulga llora a gañote suelto cuando la cambian) con la canción que le cantaba cuando estaba en la barriga. 
Luego le día de comer, y si mi memoria no me engaña, costó un rato y algunas lágrimas (de ella y mías) para que se pegara al pecho. A las 5 a.m. se la llevaron nuevamente al retén y casi a las 9 a.m., después de varias llamadas, la regresaron. Me enteré de que a pesar de que había  comido, en el retén le habían dado fórmula, y después de insultarlos por no respetar mis deseos, decidí que a partir de ese momento y por los dos días que me quedaban en la clínica, mi hija estaría todo el tiempo con nosotros. 
Ese día cuando llegó el ángel al cuarto, a eso de las 7 am, me encontró semi bañada en llantos. Le conté el episodio del pupú, que me costó para despertarla, que no se quería pegar al pecho y que en general había sido una noche intensa y me dijo "es mejor que todo esto les pase por primera vez aquí que tienen ayuda que en la casa donde están solitos". 
Así, las noches que siguieron fueron más fáciles que la primera y tal como dijo el ángel cuando llegamos a la casa ya sabíamos a qué enfrentarnos: tres despertadas en el medio de la noche, una pelea continua de Alana con mi teta (de esto hablaré mucho más en un próximo post), mucho pupú, en especial mientras la cambiábamos o justo después de que estuviera lista, y en general una ansiedad casi perenne producto de un cuestionamiento incesante. "¿Habrá comido suficiente?", "¿tendrá mucho frío o mucho calor?", "¿por qué estará llorando?".
Los primeros obstáculos son más sencillos de evadir. Los trasnochos eventualmente disminuyen hasta casi desaparecer, dar pecho deja de ser una batalla y uno aprende a cambiar los pañales y a nunca pararse al frente del rabo del bebé (lo más probable es que recibas un baño de pupú). El cuestionamiento es otro asunto. La ansiedad por saber si estamos haciendo lo correcto, presiento yo, y dicen todas las madres que conozco, nunca desaparece.

4 comentarios:

  1. La incertidumbre de ser mamás creo que no se pasa NUNCA!! pero un día leí en algún libro que como somos las únicas mamitas que tienen nuesrtos hijos salimos muy bien paradas en sus opiniones!!!!
    Suerte con el amamantamiento, aunque a esta altura veo que vas muy encaminada con la experiencia!!!
    Besos a los tres pulguitos!

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  2. Efectivamente, la incertidumbre de saber si estás haciendo lo correcto no desaparece. Yo creo que con los segundos hijos, puede que disminuya la intensidad. Lo que tienes que tener claro es que seas como seas, hagas como lo hagas, eres la mejor mamá que la pulga pudo tener. mucho ánimo!! y abrazos gordos!!

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  3. La ansiedad jamas desaparece, siempre es así. Que mal que le hayan dado formula a Alana sin tu consentimiento!!!

    No te preocupes, la ansiedad se hace llevadera, pero con cada etapa el motivo de esa ansiedad cambia. Ahorita es porque llora, por el pupu, por la comida. Luego cuando gatee sera porque no se meta nada en la boca, que no meta las manitos donde no debe. Cuando camine sera que no se caiga, que no se lance por las escaleras y así sucesivamente.
    Ser mamá es un trabajo duro pero su sonrisa es la mejor paga del mundo y no necesitas esperar al 15 o al ultimo de mes para recibirla.

    SALUDOS!!

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  4. Mamá en camino: Si, la lactancia es una experiencia única pero intensa, para cada quien es distinta pero en mi caso he tenido que superar algunos obstáculos. Tu como vas? Para cuando esperas a tu beba?
    Elisa: sí, dicen que para el segundo disminuye la ansiedad, Dios quiera, no que esté pensando en un segundo todavía jajaja! Que bella por lo que dices. Un abrazo!
    Mary: sí, lo de la fórmula fue terrible, gracias a Dios sólo fue esa vez y desde entonces ha sido puro pecho. Me metí en tu blog ahorita y ví que Valentina ya tiene 6 meses, que rápido pasa el tiempo. También leí que no creías que llegarías ni a 3 meses con la lactancia. Yo igual, por eso me lo planteo mes a mes. No creí que llegara al 1 mes y ya voy al segundo. Dios quiera que pueda llegar a los 6. Sobre la ansiedad, sí, a medida que crecen van cambiando las preocupaciones. Es cierto ser madre es el mejor trabajo del mundo, el más difícil, pero el mejor. Un abrazo!

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