martes, 17 de abril de 2012

Promesa de amor para una pulga adorada



Esta es una carta que le escribí a la pulga tres días antes de su llegada. Aquí la comparto: 

 Mi pulga adorada,

Hoy, a tan sólo días de tu llegada, te escribo para hacerte una promesa.

Parece mentira que hayan pasado nueve meses. Mientras escribo, te siento mover –a veces son tus piecitos del lado derecho de mi barriga, otras veces es una rodilla o tu cabeza en lo más bajo de mi vientre- y recuerdo el día en que papá y yo nos enteramos de tu existencia.

Estaba en el piso 18 del rascacielos neoyorquino donde trabajaba en ese entonces, encerrada en el baño, sosteniendo un palito electrónico que en su pantalla mostraba la palabra “pregnant”. Ese día llegaba a los 31 y tu te convertías en mi feliz cumpleaños.

Dos semanas después, te vi por primera vez en la ecografía y lloré de miedo. Eras una rayita milimétrica y no sabía si iba a poder protegerte. ¿Estarías bien? ¿Y  qué si me caía y te aplastaba? ¿O si hacía algo, cualquier cosa, que amenazara tu vida?

Papá sostuvo mi mano mientras el médico decía “¿Escuchan? Ese es el corazón”. Latía fuerte y acelerado y papá te bautizó “Pulguita Corazón de León”. Dijo que nadie cuyo corazón latiera tan fuerte y con tanta energía podía correr peligro. Yo le creí.

Aunque todos los libros insistían en que era muy pronto para que pudieras escucharnos –todavía no se te habían formado tus orejas– papá te hablaba todas las mañanas convencido de que podías sentirlo. Te decía que te quería, te contaba sobre el mundo, el amor y todas las cosas importantes y te cantaba en inglés una canción sobre una niña que se parecía a una pequeña flor amarilla. “My Little buttercup…”, decía la letra.


En aquellos días, sin vientre todavía visible y sin sentirte mover, el embarazo era más bien como un sueño. Parecía real, pero por más que intentaba, no podía alcanzarlo.

Cuando te sentí por primera vez –allá, por el segundo trimestre– todo cambió. Nada prueba que uno está embarazada como los movimientos del bebé. Ni los malestares, ni las ecografías, ni siquiera los latidos del corazón. Fue cuando sentí ese primer aletazo de mariposa, parecido a los síntomas de un enamoramiento, que entendí con todo mi ser que en mí había otra vida.

Han sido meses de soñarte, imaginarte, recrearte, pensarte. ¿Te parecerás a mí o a papá? ¿Te gustará el rosado? ¿Jugarás con muñecas? ¿Cuál será tu princesa de Disney favorita? ¿Querrás que te lea por las noches? ¿Serás de risa fácil, o más bien de mal carácter? ¿Me encontrarás divertida o seré para ti una vieja aburrida sin remedio? ¿Llegarás algún día a  amarme tanto como yo a ti?

Aunque son más las preguntas sin respuestas, lo que se de ti es suficiente: mides 50 centímetros, pesas 3 kilos y 300 gramos, tienes poco pelo –eso dijo el doctor– , el fémur largo, la cabeza grande y los dedos de las manos flacos. Se que eres una niña y se, antes que nada, que eres inevitablemente mía. Más mía que cualquier cosa que haya tenido antes.

Por eso mi pulga, voy a hacerte una promesa. Una promesa de amor.

Quiero prometerte que te amaré todos los días de mi vida. Te amaré cuando llores. Te amaré cuando no me dejes dormir por las noches. Te amaré aún cuando, a punta de hambre, destroces mis pezones. Te amaré cuando el agotamiento no me permita quererte. Te amaré cuando me de cuenta de que ya no queda nada de mi vida de antes, pues desde tu llegada no hay espacio de mi ser que no te pertenezca.

Pulga, prometo amarte aún cuando no te parezcas a nada de lo que había imaginado. Te amaré cuando armes rabietas. Te amaré cuando saques malas notas en el colegio. Prometo amarte cuando seas una adolescente insoportable. Te amaré cuando me lleves la contraria. Te amaré cuando no pueda entenderte. Te amaré aún cuando me odies. Te amaré aún más cuando te odie.

Prometo amarte siempre, mi pulga adorada, porque desde aquel día, en el baño de ese rascacielos en Nueva York, ya no sé hacer otra cosa.

Con amor,

Tu madre 

7 comentarios:

  1. WOW. dos frases importantes: te amare cuando me de cuenta de que ya no queda nada de mi vida de antes, pues desde tu llegada no hay espacio de mi ser que no te pertenezca. WOW. La segunda es: te amare aun mas cuando te odie, proque si, hay momentos en que uno las quiere matar jejeje.
    Una carta de amor perfecta, deberias de nominarla para el premio monblac. D

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  2. siempre me haces lloar con tus escritos, tan dulces y tan sentidos... tu beba estará muy feliz de que su mami con tanta dedicación y amor le haya escrito ese diario pre natal... un hermoso regalo. Un beso. Valeria

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  3. Ay Pulgamamá, me dejaste en un llanto!!! que hermosura!! yo que vos lo mando a enmarcar :-D para que Alana pueda tenerlo siempre :-D

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  4. Bellisima esta carta! me encanto, esta llena de ese amor que ahora esta fuera de ti! Presentanos a la pulguita! una foto por favor!

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  5. Me he leído tu blog entero y me he reído y llorado con todas las historias! Yo estoy embarazada y apenas voy por mis 36 semanas y cada día la ansiedad me va matando más! No tengo las dificultades que tú tuviste con el nombre, pero si tengo miles de otras dudas, que me imagino que tú las tuviste también. Me encanta tu blog, y muchas felicidades por Alana.

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  6. que bellas lineas para Alana!! Pulguita cuando sea grande y logre entender ese amor inmenso estará feliz de que seas su pulgamamá.
    by the way, que bella es pulguita!!! dueme plácidamente :) es para comersela a besos!! Cariños a los 3!

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  7. Dani: S'i, siempre que uno ama a alguien con todas sus fuerzas existe la posibilidad para un poquito de odio. Es casi un odio recubierto de amor. Jejeje. Un beso. Me haces falta!
    Valeria: tan bella. Gracias por leerme y por estar pendiente de Alana y de mí. Un abrazo para ti e Isabella!
    Mamá en camino: ya no te falta nada, que emoción. Pronto sentirás el amor más grande del mundo, más aún del que sentías cuando estabas embarazada.
    Carlota: gracias! Ahí puse una fotico pequeña. Te voy a agregar a mi facebook para que veas más!
    Kyriotissa: gracias por leerte el blog y que linda por tus palabras. 36 semanas???? Ya no te falta nada. Que emoción!
    Elisa: sí, se la voy a guardar y se la daré a leer. Pulga me tiene derretida. Un abrazo!

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