sábado, 10 de marzo de 2012

Y llegó la pulga. Parte I

La pulga, o mejor dicho Alana (sí, no fue el ganador en la encuesta pero sí en mi corazón) llegó a este mundo el 1 de marzo a las 10:01 a.m. Pesó 3,563 y midió 50 cm y nació con un montón de pelo. Pulgapapá lo primero que dijo cuando la vio fue "es muy peludita".
Nació por cesárea. No fue para nada lo que soñé pero terminó siendo igualmente increíble y alucinante. Una semana y algo antes de su llegada me dieron la noticia de que según la pelvimetría la cabeza de la pulga era muy grande para el ancho de mi pelvis. "La desproporción es muy grande y forzar un parto natural es muy arriesgado" dijo el médico. Me sentí triste, decepcionada, lloré, anduve con la cara larga y actitud de derrotada hasta que entendí que estaba pasando por alto lo verdaderamente importante: que mi niña naciera sana, independientemente de si descendía por el canal natural o si la sacaban de mi panza.
Si ya no iba a poder parir entonces para qué iba a entrar en trabajo de parto, me dije, y después de pensarlo mucho jugué a ser Dios y escogí una fecha para ella. Sí, la idea no me encantó pero algo me decía que era más seguro programar una cesárea que tener que apurar una tal vez a horas de la madrugada. Aparte a esa hora no trabajaba la facilitadora de parto (una doula o como yo la llamé mi ángel personal). Así que escogí el 1 porque yo nací un primero y porque ese día cumplía las 39 semanas y 4 días, y dicen que el mejor momento para que un bebé nazca es entre la semana 39 y la 40.
Llegué a la clínica a las 7:30 con dos maletas (soy una exagerada pero como dice una prima, este es el único viaje en el que no te cobrarán sobrepeso), me dirigí al cuarto que me habían asignado, vacié las maletas, tendí la cama, saqué la primera ropa de la bebé y esperé a que fueran las 9 a que mi ángel personal me viniera a buscar.
Pasé entonces al área de sala de parto, me dieron la batica azul, el gorrito y mientras mi ángel me ayudaba a cambiarme una enfermera me tomó una vía. Luego mi ángel me dijo que era hora, que fuéramos a la sala de parto c, y ahí me esperaban otros uniformados de azul celeste y la anestesióloga a quién bauticé la bruja. Cuando me di cuenta que era real, que me abrirían, que en poco tiempo sería madre, rompí a llorar. La bruja dijo "ah no, en mi quirófano yo no permito llantos". Pues que se joda, pensé. Mi bebé, mi parto, mis lágrimas. Si quería llorar eso haría.
El ángel me ayudó a calmarme, me dijo que me sentara en el borde de la mesa, totalmente encorvada y me empezó a explicar qué sentiría cuando me pusieran la epidural. Estaba muy nerviosa y me costaba quedarme quieta y la bruja me dijo "quédate quieta porque esta aguja es bien grande". El ángel le dijo "no le digas eso, no vez que intento calmarla" y me dijo "tú sólo escúchame a mí, ignora todo lo demás". Preguntaba por Pulgapapá y me dijeron que entraría tan pronto yo estuviese acostada, que se estaba cambiando. El proceso de colocarme la anestesia fue rápido y no sentí nada, ni pinchazo, ni corrientazo. Nada. Una vez que estaba anestesiada me sentí como borracha. Aunque la anestesia es local, tiene secuelas en el resto de nuestro organismo. Yo me sentí borracha y me comenzó a picar todo. Como no me dejaban mover las manos, el ángel me pasaba un algodoncito por donde sentía comezón.
Finalmente llegó Pulgapapá me dijo mil veces que me amaba, que pronto veríamos a pulguita que todo saldría bien y que estaba orgulloso de mí. Llegó el doctor y empezó la función. El ángel mandó a poner música para que me concentrara en la melodía y no en los ruidos fríos y molestos de los equipos médicos. Me iba contando que hacían, y en un momento dijo "ok, vas a sentir que te apretan, que te mueven todo por dentro y luego vas a escuchar el llanto de tu bebé".
El llanto no lo escuché. Aunque lloró yo estaba tan nerviosa, o adormecida o en una especie de viaje a lo más profundo de mis emociones, que no escuché nada y pregunté "todo está bien?". Pulgapapá dijo sí y repitió lo peludita que era. Inmediatamente me la pasaron. Estaba un poco morada pero sana, cubierta todavía de la sustancia esa blanquecina y me pareció increíble que de mí hubiese salido una persona.
"Cómo se llama?", preguntó el médico que se conocía la historia de mi indecisión con el nombre. La vi de nuevo. Era demasiado dulce como para llamarse Fernanda, un nombre que me parece más bien fuerte. "Alana", dije, "se llama Alana" y lloré.

9 comentarios:

  1. Que emocion!!!
    Bienvenida al mundo Alana!! :)
    Disfrutenla!

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  2. Si, ese recibiendo de la bebe es de los momentos mas felices que hay. Alana llego a tus brazos y esa es tu felicidad. Dany E

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  3. aayyy Dioooss, me cuentas y me estremezco. Y la verdad es que hay anestesiologos super secos. Bien dicho. Q se joda!!!

    Q hermosa experiencia de verdad. Yo ya estoy emocionada por contar la mia. jejejeje Ojala tambn tenga mi ángel...

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  4. Que felicidad!
    Felicidades a los nuevos padres y bendiciones para Alana!

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  5. Bienvenida Alana!!! Y pulgamamá se merece un aplauso por ser tan valiente!!! Por la bruja, no te estreses, esas personas pobrecitas, tienen una vida muy fea, imagínate, no poder apreciar el milagro de la vida ahí frente a ellas por estar amargadas... vale que todo pasó y ya tienes a la pulguita con vos y con pulgapapá!
    Felicidades a los tres!!!!

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  6. Bienvenida Alana, llegas a un mundo lleno de amor con tus papipulgos. Muchas felicitaciones a ellos, sobretodo a mamapulga. Me hicite recordar mi cesárea y se me llenaron los ojos de lágrimas por la emoción. Muchas buenas energías y amor para la nueva familia que han formado!!

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  7. Siento darte las felicitaciones tan tarde, pero es mejor llegar tarde que no llegar. Felicidades a la pulga por llegar al mundo y a ti por convertirte en la flamante mamá de la pulga! Ahora ya tienes tu pedacito de cielo particular y para ti sola, disfrútala mucho.

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  8. Que hermoso relato por favor!! Por momentos me transporte a esa sala de partos y era yo la que estaba alli, cuanta emocion, cuanto amor!
    Y lo del nombre... me hizo saltar unas lagrimitas, elegir el nombre de tu hija mirandola a los ojos es impagable... a disfrutar se ha dicho, me alegro mucho que ambas esten bien!! Besos enormes,
    Andrea

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  9. Alexandra, gracias. La estamos disfrutando muchísimo!
    Anónimo: si fue un momento mágico, pero tenerla conmigo día a día es aún mejor.
    Voy a ser mami: si la anestesióloga era una bruja maluca pero decidí ignorarla. Ya verás como tendrás a tu angel contigo.
    Carlota, gracias. Seguiremos en contacto!
    Mamá en camino: Gracias. Sí, a la gente así es mejor ignorarla!
    Elisa, gracias. Es la sensación más grande del mundo, cuando la gente me lo decía no lo entendía realmente lo que significa tener a tu hija en los brazos.
    Mary: nunca es tarde cuando la dicha es grande, es así el dicho? En todo caso, no te preocupes, no llegas tarde. Tienes razón es un pedacito de cielo!
    Andrea: gracias. Ahora viene la mejor parte, la verdad es que lo estoy disfrutando todo mucho.
    Un abrazo!

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