Una conversación con y para mi hija. Desde que estaba en el útero hasta que llegó a mis brazos; y cada día después de ese...
miércoles, 29 de febrero de 2012
Digamos adiós
Como ya estoy en la semana 39 y dele, es probabable, muy probable, que la próxima vez que escriba aquí sea madre de una pulga preciosa. Por eso, quiero despedirme, pero no de quienes me leen, ni del blog, sino de la panza, el embarazo y lo que estos nueve meses han significado.
Le digo adiós a la panza. Grande, redonda, divina, pesada y a veces fastidiosa. Le digo adiós. Tenerla no se compara a ninguna otra sensación conocida. Sólo quien está o ha estado embarazada puede saber lo que se siente esa panza.
Le digo adiós a los movimientos de mi pulga. A sentirla dentro de mí. A sentir su corazón. Su cabeza. Sus piecitos. Su vida. Le digo adiós a llevar una vida dentro de otra vida.
Le digo adiós al sueño divino que le da a uno cuando está embarazada. A las siestas de media mañana, a las siestas de media tarde y a poder dormir todo lo que quiera, cuando quiera.
Le digo adiós a la comedera constante. A la fruta a media mañana, la otra fruta a media tarde, a la galletita de merienda, al vaso de leche esporádico (normalmente odio la leche) y a todos los placeres gourmets que suelo permitirme. No que me vaya a poner a dieta estricta, pero no puedo seguir comiendo por dos cuando soy sólo una.
Le digo adiós a los malestares del embarazo. A las nauseas que todavía me aquejan de madrugada, a la acidez, al dolor en la pelvis y otras molestias tan desagradables que ni siquiera quiero mencionar.
Le digo adiós a la amabilidad de la gente. Al menos a la que muestran cuando ven que caminar es un esfuerzo atroz. Le digo adiós a cuando me dejan pasar primero al baño, o antes en la cola, o cuando frenan el carro por que ven que voy a cruzar la calle (en Caracas manejan como loco y la gente no suele parar en el paso de peatón. Esto sí que lo voy a extrañar.
Le digo adiós a la crema antiestrías. No que la vaya a extrañar, porque es marrón, pegajosa y huele raro, pero igual le digo adiós.
Le digo adiós a la sanganería. A pedirle a mi esposo que me busque un vaso de agua (en verdad yo puedo hacerlo) o que me ayude a pararme de la silla (también puedo hacerlo).
Le digo adiós a ser el centro de atención de todas las conversaciones familiares. A que me pregunten cada cinco minutos cómo me siento, a que todos me miren con ternura todo el tiempo, a que me den regalos constantes.
Le digo adiós a nueve meses que no se parecen a ningunos otros nueve meses que haya vivido antes.
Le digo adiós a toda la experiencia.
Le digo adiós a la bueno y a lo malo. A lo que añoraré y a lo que ni de casualidad extrañaré.
Le digo adiós a todo eso y le digo hola a lo nuevo. A lo desconocido. A mi pulga hermosa. Y al amor más grande del mundo.
Adiós.
miércoles, 22 de febrero de 2012
Mi primer premio!
Mi paisana Mary, de ELBLOGDEMARY me ha dado este premio, mi primero, que viene con varias pregunticas. Gracias Mary por el honor. Ha sido un doble placer, encontrar tu blog y recibir el reconocimiento (uy que formal que me he puesto).
Respondo entonces:
1. Elige un momento de tu vida muy importante. Sólo uno.
Sé de antemano que el momento más importante de mi vida será cuando nazca la pulga, pero como eso no ha pasado (todavía) elijo el día en que me enteré de que estaba embarazada. Lo relato: era mi cumpleaños 31, vivía en NY, era viernes, y ya tenía días sospechando que estaba en estado. Sin embargo, los nervios -de que sí estuviera y de que no estuviera- no me dejaban hacerme la prueba. Había decidido con Papápulga esperar hasta el domingo al menos, pero estando en el trabajo sentí una ansiedad tan grande que tuve que irme a la farmacia más cercana, comprarme una prueba, encerrarme en el baño y llamar a mi esposo. "Pregnant" decía y yo sentí que el corazón se me salía. Cuando nos vimos al final del día, los dos no podíamos parar de sonreír pero decidimos no decírselo a mis amigos -habíamos quedado todos en un lugar cerca del río a tomarnos alguito para celebrar mi cumple- hasta hacernos la prueba de sangre y estar seguros.
2. Que lugar del mundo te gustaría visitar que no conoces.
Uy, son tantos... Thailandia, Vietnam, Egipto, La India, China, la República Checa, las Islas Griegas, Brasil, Colombia, los safaris de Suráfrica, y pare de contar...
3. Haz un menú con tu comida preferida. Entrada, plato principal y postre.
Pizza, pizza y pizza... y después un foundue de Nutella o de Toblerone!
4. Si a trabajo se refiere ¿Cuál sería tu trabajo perfecto o profesión, sin pensar en salarios?
Mi profesión perfecta es la que tengo, periodista, la amo con locura. Ahora, en cuanto al modo de ejercerlo, creo que lo ideal sería ser freelance para un par de publicaciones prestigiosas aquí, en el resto de Latinoamérica y en Estados Unidos y que me pagaran en dólares y muy muy bien (soñar no cuesta nada). Me gustaría trabajar en una historia o reportaje por mes o cada tres meses, eso sí, profundos y de investigación. Así, después de estar un mes abocada a un reportaje podría tomarme un mes para estar con mi pulga y ahí vamos... También me gustaría escribir una columna sobre moda, maternidad, estilo de vida, relaciones de pareja, sexo, cocina (sí, todo eso en una sola columna) y tener un programa de radio. Ok, ya sé que eso suena como mucho, pero no tiene que ser todo a la vez.
5. ¿Recuerdas cuándo y por qué reíste la última vez? Cuéntalo si lo recuerdas.
Debo comenzar diciendo que las dos personas que más me hacen reír en este mundo son Pulgapapá, y mi hermano, a quien llamaremos Pulgapadrino. El primero me hace reír con su ternura y el segundo a punta de bobadas. Justo ayer se le ocurrió contarme que él tenía un amigo que se llamaba Ignacio pero que todo el mundo, empezando por su mamá, lo llamaba Mike Nelson. Sé que esto no da demasiada risa así contado, pero a mí me hizo morir de carcajadas por un buen rato.
Ahora, la parte más importante. Debo pasárselo a cinco blogs. Como soy nueva en esto y apenas me sumerjo en la blogósfera materna, sólo llegue a cuatro.
1. Voy a ser mami: por ser venezolana, como yo, por contar su historia con candidez, y por que pronto, como yo, también será madre.
2. Mami en Rodaje: porque sus post son directo al grano pero honestos y sabios.
3. Mamá en camino: porque aunque recién descubro su blog ya se ha convertido en uno de mis fijos.
4. Criando-ando: si bien ayer por primera vez leí su blog y creo que ella aún no me conoce, admiro su frescura y las ideas para distraer a sus pequeños. Leer sus post de la caja de las sorpresa y la hora loca!
Esto es todo, y que sigan los premios... (para mí, para ustedes, para todos).
domingo, 19 de febrero de 2012
Tic, tac, tic, tac...
La cuenta regresiva comenzó y falta tan poco que me cuesta demasiado dormir por las noches. No porque no encuentre acomodo como dicen algunas que les pasa, sino porque la ansiedad -bueno y también las ganas de hacer pipi- no me dejan.
La mayor parte del tiempo estoy tranquila y confiada de que todo saldrá bien, pero en algunos momentos siento un sobresalto, que el corazón se me sube a la garganta, que me da escalofrío, que tiemblo y qué pienso... "Dios, falta nada para que nazca, y después qué".
Supongo que esa misma ansiedad fue en parte responsable de que el jueves me fuese a la emergencia sin saber con seguridad si tenía contracciones y si el trabajo de parto había comenzado. Afortunadamente no eran contracciones, sino el dolor de la bebé acomodándose.
Creo que en momentos como este es malo pensar demasiado, y si algo tengo yo -para lo bueno y para lo malo- es que soy sobre analítica. Una idea pasa en mi cabeza una hora antes de que decida abandonarla, así, cuando me planteo que algo podría ir mal paso mínimo una hora de sufrimiento. Claro, cuando pienso en la felicidad que mi pulga nos traerá también paso una hora de dicha.
Ahorita mismo, por ejemplo, no puedo dormir. Pulgapapá yace plácido aquí al lado (uy que envidia) mientras yo actualizo la página de Facebook cada dos minutos porque ya me he leído todas las últimas publicaciones y no sé qué más hacer. También tecleo como una loca, a ver si exorcizo esta ansiedad que de intensa me seca la boca.
Es quizás el pensar cómo va cambiar mi vida lo que más me quita el sueño. No porque no quiero que cambie -muy al contrario- sino por qué no sé cómo será ese cambio, y lo desconocido sólo produce miedo. Pero justo cuando el pánico comienza a tomarme prisionera miro la cuna de mi pulga, con sus jugueticos, y su móvil, y su lazo rosado en el tope del mosquitero, y recuerdo entonces su carita y la media sonrisa que tenía en el eco 4D y me siento tranquila de nuevo. Y es que esa criatura con su media sonrisa, sus patadas intermitentes y su promesa de un amor hasta ahora desconocido es mi nuevo hogar. Y uno no le teme al hogar.
Aquí dejo una foto de cómo quedó la cuna....
La mayor parte del tiempo estoy tranquila y confiada de que todo saldrá bien, pero en algunos momentos siento un sobresalto, que el corazón se me sube a la garganta, que me da escalofrío, que tiemblo y qué pienso... "Dios, falta nada para que nazca, y después qué".
Supongo que esa misma ansiedad fue en parte responsable de que el jueves me fuese a la emergencia sin saber con seguridad si tenía contracciones y si el trabajo de parto había comenzado. Afortunadamente no eran contracciones, sino el dolor de la bebé acomodándose.
Creo que en momentos como este es malo pensar demasiado, y si algo tengo yo -para lo bueno y para lo malo- es que soy sobre analítica. Una idea pasa en mi cabeza una hora antes de que decida abandonarla, así, cuando me planteo que algo podría ir mal paso mínimo una hora de sufrimiento. Claro, cuando pienso en la felicidad que mi pulga nos traerá también paso una hora de dicha.
Ahorita mismo, por ejemplo, no puedo dormir. Pulgapapá yace plácido aquí al lado (uy que envidia) mientras yo actualizo la página de Facebook cada dos minutos porque ya me he leído todas las últimas publicaciones y no sé qué más hacer. También tecleo como una loca, a ver si exorcizo esta ansiedad que de intensa me seca la boca.
Es quizás el pensar cómo va cambiar mi vida lo que más me quita el sueño. No porque no quiero que cambie -muy al contrario- sino por qué no sé cómo será ese cambio, y lo desconocido sólo produce miedo. Pero justo cuando el pánico comienza a tomarme prisionera miro la cuna de mi pulga, con sus jugueticos, y su móvil, y su lazo rosado en el tope del mosquitero, y recuerdo entonces su carita y la media sonrisa que tenía en el eco 4D y me siento tranquila de nuevo. Y es que esa criatura con su media sonrisa, sus patadas intermitentes y su promesa de un amor hasta ahora desconocido es mi nuevo hogar. Y uno no le teme al hogar.
Aquí dejo una foto de cómo quedó la cuna....
domingo, 12 de febrero de 2012
Mejor embarazada
No soy de naturaleza optimista y siempre suelo ver el vaso medio vacío, pero en estos días la felicidad por la pronta llegada de la pulga me ha llevado a pensar en todas aquellas actividades cotidianas que son mejores cuando uno está embarazada. Aquí va mi lista:
* Desayunar. Bueno en general comer, pero algo tiene el desayuno que lo hace más especial. Debe ser por las horas de ayuno de la noche que uno se levanta como un monstruo hambriento y que así no hay arepa más rica, yogurt más delicioso o jugo de naranja más provocativo (y sí, mi desayuno consta de todo esto) que los que se come a primera hora del día cuando uno está embarazada.
* Hacer la siesta. Bueno yo se que no todas y no siempre tenemos este privilegio, pero nada como una siesta cuando se está barrigona. Será tal vez porque uno suele dormir mal en las noches, que en el día se tiene ese sueño profundo y pegajoso que te obliga a cerrar los ojos donde sea que estés.
* Soñar. No hay sueño que se le compare a soñar con tu bebé. Ya sean imágenes irreales como cuando imaginé que daba a luz a una niña negra o los más realistas como cuando soñé que le daba pecho a la pulga.
* Vestirse. Okey, okey, ya se que habrá por ahí quienes digan que estoy demente pero creo que es cuestión de cómo se mire (y aquí si el vaso está medio lleno). Por primera vez en la vida no te sientes culpable de que la ropa no te quede, pues literalmente tienes una razón de peso para ello. No hay que disimular la panza con negro, no hay que hacer un esfuerzo por vernos flacas. No. Más bien la idea es vernos bien barrigonas para que no quede duda que estamos en la dulce espera.
*Bañarse. Este ha sido uno de mis placeres favoritos durante el embarazo. Meterme a la ducha, olvidarme del mundo y dejar que el agua se resbale sobre la panza mientras le explico a la pulga que así se siente la lluvia. Es también el momento perfecto para cantar, a los cuatro vientos (o más bien las 4 paredes), canciones inventadas que sólo suenan bien bajo el eco causado por el agua.
* Dar una caminata. No soy para nada amiga del ejercicio pero caminar media hora al menos tres veces a la semana mientras he estado embarazada me ha resultado terapéutico y energizante. Por un lado está el hecho de que me quita el dolor de espalda y el entumecimiento que a veces siento y por el otro está la satisfacción que me produce ponerme mi Ipod y desconectarme mientras veo los árboles y pienso en mi pulga.
* Mirar el techo. Echarme a mirar el techo siempre me ha resultado un placer sencillo y delicioso, pero es aún mejor cuando sobarme la barriga tiene un propósito y cuando siento los movimientos y patadas de la pulga.
Y ustedes ¿Las que están o han estado embarazadas, qué cosas añadirían a esta lista?
* Desayunar. Bueno en general comer, pero algo tiene el desayuno que lo hace más especial. Debe ser por las horas de ayuno de la noche que uno se levanta como un monstruo hambriento y que así no hay arepa más rica, yogurt más delicioso o jugo de naranja más provocativo (y sí, mi desayuno consta de todo esto) que los que se come a primera hora del día cuando uno está embarazada.
* Hacer la siesta. Bueno yo se que no todas y no siempre tenemos este privilegio, pero nada como una siesta cuando se está barrigona. Será tal vez porque uno suele dormir mal en las noches, que en el día se tiene ese sueño profundo y pegajoso que te obliga a cerrar los ojos donde sea que estés.
* Soñar. No hay sueño que se le compare a soñar con tu bebé. Ya sean imágenes irreales como cuando imaginé que daba a luz a una niña negra o los más realistas como cuando soñé que le daba pecho a la pulga.
* Vestirse. Okey, okey, ya se que habrá por ahí quienes digan que estoy demente pero creo que es cuestión de cómo se mire (y aquí si el vaso está medio lleno). Por primera vez en la vida no te sientes culpable de que la ropa no te quede, pues literalmente tienes una razón de peso para ello. No hay que disimular la panza con negro, no hay que hacer un esfuerzo por vernos flacas. No. Más bien la idea es vernos bien barrigonas para que no quede duda que estamos en la dulce espera.
*Bañarse. Este ha sido uno de mis placeres favoritos durante el embarazo. Meterme a la ducha, olvidarme del mundo y dejar que el agua se resbale sobre la panza mientras le explico a la pulga que así se siente la lluvia. Es también el momento perfecto para cantar, a los cuatro vientos (o más bien las 4 paredes), canciones inventadas que sólo suenan bien bajo el eco causado por el agua.
* Dar una caminata. No soy para nada amiga del ejercicio pero caminar media hora al menos tres veces a la semana mientras he estado embarazada me ha resultado terapéutico y energizante. Por un lado está el hecho de que me quita el dolor de espalda y el entumecimiento que a veces siento y por el otro está la satisfacción que me produce ponerme mi Ipod y desconectarme mientras veo los árboles y pienso en mi pulga.
* Mirar el techo. Echarme a mirar el techo siempre me ha resultado un placer sencillo y delicioso, pero es aún mejor cuando sobarme la barriga tiene un propósito y cuando siento los movimientos y patadas de la pulga.
Y ustedes ¿Las que están o han estado embarazadas, qué cosas añadirían a esta lista?
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